La mirada de

Amalia

Berducedo,

1944

A niebla na Furadía, agua pa'l outro día.

Amalia nació en 1944 en Berducedo, donde los días transcurrían entre las labores de la tierra en una vida rural sin luz, ni agua corriente. Desde niña, creció ayudando en la tienda familiar, donde se vendía de todo y se comerciaba con productos locales, como jamones que se enviaban a Madrid. Creció en una familia numerosa de ocho hermanos y asistía a la escuela del pueblo junto con otros niños y niñas de todas las edades. Recuerda con nostalgia el tiempo en que los pueblos estaban llenos de vida y las familias subsistían con lo que producían. (La vida era dura pero había una fuerte comunidad, con escuelas llenas de niños en cada aldea y vecinos siempre dispuestos a apoyarse.)

Durante su juventud, Amalia fue testigo de la transformación de Berducedo, especialmente tras la construcción de la presa de Salime y con la llegada de la electricidad al pueblo. Aunque no se dedicaba de lleno al campo, ayudaba con la huerta y el ganado, y aprendió a ordeñar vacas a mano. Su vida se llenó de responsabilidades con la llegada de sus cinco hijos, a quienes crió mientras seguía atendiendo la tienda familiar y cuidaba de sus padres y luego de su esposo.

Amalia reflexiona sobre la vida en el pueblo y la pérdida de tradiciones que ha observado con el tiempo. Valora la sencillez y la cercanía con la naturaleza, aunque reconoce que vivir en una zona rural también implica desafíos, como la distancia a algunos servicios básicos. Aunque los pueblos como Berducedo han cambiado, Amalia sigue recordando una época en que la conexión con la naturaleza y los ciclos naturales marcaban el ritmo de la vida cotidiana.

 

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el día 26/08/2024

durante 42 minutos.

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