Decía mi abuela, que cuando venía el sol por el medio de aquella casina, eran las 12.
Anita nació en Castrosín, un pueblo de Cangas del Narcea. Desde pequeña, recuerda ayudar a sus padres con la cosecha de cerezas y castañas, caminando por terrenos empinados con apenas unas madriñenas atadas con cuerdas. A los siete años, su familia se mudó a Santullano, en Allande, donde ha vivido hasta ahora. Fue a la escuela en Carballedo hasta los 14 años, donde recuerda a una maestra que les tiraba de las orejas.
En Santullano, dedicó su vida al trabajo en el campo y con el ganado. Recuerda los tiempos en los que se cosechaban el trigo, el maíz y las fabas, en los que el pueblo se alimentaba de lo que producía. La comunidad era más grande y unida, y los inviernos eran duros, con nevadas tan intensas que había que salir con palas para abrir camino.
Hoy en día, con solo una docena de habitantes en Santullano, recuerda otros tiempos en los que el pueblo estaba lleno de gente y la comunidad trabajaba más unida. Anita conserva el espíritu fuerte y la sabiduría práctica que le ha dado toda una vida en el campo.