Leonor nació en Beveraso, un pueblo rodeado de montañas, en el Concejo de Allande. Creció en una familia de once hermanos y tuvo que empezar a trabajar desde muy joven para ayudar en casa. A los 18 años, se mudó para trabajar en otra casa, donde conoció al que sería su futuro esposo. Se casaron al poco tiempo y formaron una familia, viviendo debajo de un hórreo, en el «Cuarto de la Monxa», en Cereceda, donde criaron a sus hijos. A lo largo de los años, lucharon por salir adelante, comprando una finca y construyendo una casa con el dinero que habían ahorrado.

Leonor trabajó durante 40 años como cocinera en el chalet de Donato, en Pola de Allande, encargándose de alimentar a los trabajadores de una finca cercana. Salía de casa temprano, caminaba dos kilómetros hasta su lugar de trabajo y volvía caminando a casa, tarde en la noche. A pesar de las dificultades, describe con orgullo cómo lograron prosperar y mejorar su situación con el paso del tiempo.

Al recordar su vida en Beveraso y los cambios que ha presenciado a lo largo de los años, Leonor menciona cómo las tradiciones y las conexiones entre las personas se están perdiendo. Antes, las familias y los vecinos trabajaban juntos en las cosechas, pero hoy en día, a pesar de tener buena relación con los vecinos del pueblo, menciona que el mundo está cambiando.